Carta
para una amiga perdida
Por Héctor Juárez
¡Hola!
Es difícil saber por dónde empezar, no sé si deba preguntar
por última vez ¿qué pasó? Aún sigo sin entender la razón de tu enojo, pero después
de tanto tiempo y de mis terapias, me he convencido que este distanciamiento, sólo
fue el resultado de nuestra falta de ganas por resolver lo ocurrido y tal vez
por no aceptar que nuestro ciclo había terminado y ya no nos hacíamos bien.
Recuerdo la innumerable cantidad de momentos compartidos
durante la carrera, las flores que me dabas en el día de la secretaria por mi
habilidad con el teclado; las películas de Barbie y los discos de Cristian
Castro cuando los descubrimos como nuestros gustos culposos; el viaje a San
Antonio para estrenar tu visa; las frases de tu mamá sobre su “adorado Héctor”;
aquel día cuando cambié mi comida de fin de año por acompañarte a recibir tu
primer auto nuevo; las clases de francés en el IFAL; la fiesta de cumpleaños a
la cual te llevé un juego de limpieza, pues ya eras toda una señora bien casada;
tu famosa frase de “no le digo pendeja porque es mi amiga”; tu blog mientras hacías tu estancia en
Canadá; tus borracheras por decepción amorosa y cómo olvidar la madrugada en
que tu casa se convirtió en el cuartel donde intentabas consolarme mientras lloraba
por un mal momento vivido.
Debo confesar algo, desde ese último día en que hablamos, decidí
no volver a celebrar mi cumpleaños, pues me sentía
culpable por no haberte complacido cediendo a tu reclamo de festejarme a tu
manera, creí necesario castigarme porque había fallado. Con tu partida vinieron
las de otros y aunque sí me importaron, nadie me dolió tanto como tú. Mi regalo
de cumpleaños número 30, fue ver desmoronarse mi supuesto grupo de amigos, tan
sólido y cuasi perfecto.
Pero bueno, como dice mi terapeuta, “Dios acomoda” y la vida
me regaló la oportunidad de reordenar mis ideas, aprender a estar solo, aceptar
que nada es para siempre, sólo hay momentos efímeros de alegría y entendí que
no puedo controlarlo todo y a todos, pues esa habilidad no sirve cuando se
trata de mis afectos.
Héctor.
Ups.. muy muy bonito tu sentir, dificil se que fue para ti,porque por primera vez te vi llorar, considero que es una fortuna tenerte de amigo. Y así es "Dios acomoda" TE AMO.
ResponderBorrar